jueves, 16 de noviembre de 2017

Transguinness 2017, de viaje por Irlanda - 4. La abrupta costa oeste

     A diferencia de la paradisiaca costa oeste americana, esa de sol, playas infinitas y cuerpos de infarto, la costa oeste irlandesa nos ofrece acantilados y un atlántico que aquí se muestra fuerte y poderoso, en estas costas la armada sufrió el hundimiento de tres barcos y cada año en una playa de la localidad de Sligo se les recuerda con un festival celta.


Día 7- Disfrutando del paisaje interior.

Saliendo de nuestro perdido hotel
      Al salir de nuestro hotel, situado al sur de Derry, localidad que nos hubiese gustado visitar, se vio claro que el día de hoy iba a estar pasado por agua la mayor parte del tiempo. El de hoy era un poco el día incógnita del viaje, sin nada importante que visitar en la zona y sin carreteras en concreto por las que querer pasar. Sin otro objetivo que llegar a Galway para hacer noche, pudimos apreciar la belleza del interior de Irlanda. Bosques, praderas, y un lago que parece un mar, el Lower Lough Erne, con la carretera que traviesa una isla del propio lago, llegas a dudar si estas en un lago o en medio de alguna bahía. 

     Sligo era el siguiente punto de paso, por aquello de pasar por donde a la armada española se la recuerda mas que aquí, pero con un clima que sólo invitaba a parar en contadas ocasiones, y con el cansancio acumulado de la maratoniana jornada anterior, acordamos recortar la ruta prevista inicialmente y aprovechar la tarde para dar una vuelta por la animada Galway.

Póirse Spainneach, o el Arco Español de Galway

En Galway se lo pasen bien, muy bien!
Día 8- La joya de la corona

MoTorote en los acantilados de Moher
      El día elegido para mostrar a Irlanda las camisetas de nuestro motoclub no pudo ser mejor. En un día en el que tuvimos sol y por momentos algo de calor, lluvia, viento y hasta frío, la isla nos enseñó lo mejor que tiene.

     La primera parada, los acantilados de Moher, junto a la Calzada del Gigante, el lugar mas turístico de Irlanda, Dublín aparte. Y lo cierto es que no decepcionan, acercarse al borde impresiona y mucho, mejor guardar una distancia prudencial, especialmente en días de viento. Un pequeño truco para ahorrase algún eurillo, en vez de aparcar en el parking oficial, si seguimos algo menos de un kilómetro veremos un camino que sale a nuestra derecha, si lo cogemos veremos un terreno vallado donde dejar nuestras motos por 2€ y nos los 8€ que cuesta el del centro de visitantes. Siguiendo hacia el sur pasaremos por Spanish Point, localidad vacacional que también rinde homenaje a los barcos hundidos en esta abrupta costa.

     Seguimos rumbo sur en dirección a la localidad de Killimer, donde cogeremos un pequeño ferry y así ahorrarnos una vuelta de mas de 100 kilómetros, atentos si subís a él ya que se pueden ver delfines saltando junto al barco. Los pasajes se pueden comprar por adelantado vía internet, y así no
tener que esperar para comprarlos en la pequeña terminal. El barco nos deja en Tarbert, bastante cerca de uno de los lugares que estaban marcados en rojo en este viaje, la península de Dingle, la joya de la corona.

Conor Pass, o como creer que estas en los Alpes a sólo 450msn.
     Bajo una intensa lluvia empezamos a bordear la costa sur de la bahía de Tralee, mientras a nuestra izquierda vemos como se levanta Conor Pass, montaña que vamos a ascender por una estrecha y empinada carretera. Al coronar el paso hay un mirador desde el cual se divisan distintos lagos y el océano, y si el tiempo es como el que tuvimos, con lluvia, nubes y viento, te creerás que estas en cualquier montaña del Pirineo o de los mismos Alpes en lugar de en una pequeña montaña de poco mas de 450 metros. Conor Pass desemboca en la turística Dingle.

Con razón National Geographic eligió la península de Dingle como el lugar mas bonito de la tierra. 
     Por la carretera R559, carretera circular que empieza y termina en Dingle, iremos bordeando la península en dirección a las agujas del reloj. Querremos parar en cada curva, en cada mirador, podríamos gastar la tarjeta de memoria de nuestra cámara de fotos, es, sencillamente, impresionante. La duda de este viaje era si recorrer la península de Dingle, o el conocido Anillo de Kerry, bien, pues tal y como nos recuerda la web de turismo de Irlanda, National Geographic escogió éste sitio como el lugar mas bonito de la tierra y eso inclinó la balanza hacia Dingle, y no nos defraudó. La naturaleza muestra aquí de lo que es capaz, y esta península es una de sus obras maestras.

Carreteras peculiares.
     De camino a nuestro hotel tuvimos la ocasión de recorrer una de esas carreteras que se ven en fotos, dos lineas de asfalto separadas por una ancha linea de hierba, en la cual, y tal y como nos pasó, si te cruzas con un coche prácticamente tienes que sacar la moto de la carretera y, por supuesto, pararse para permitir el paso del otro, y ya de paso, hacer una foto que de fe de lo que estamos viendo.

     Al llegar a nuestro hotel, una vez mas perdido de la mano de dios, tuvimos un problema con la reserva y de las dos habitaciones reservadas, sólo una había disponible. La amabilidad irlandesa hizo el resto, y rápidamente nos ubicaron en una guest house cercana y así poder disfrutar del pub del hotel junto a los locales que allí se congregaron al caer la tarde.

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