Dolomitas, las montañas más bellas del mundo. |
Con el destino fijado, la siguiente duda era cómo llegar hasta allí. La opción finalmente elegida fue barco desde Barcelona a Civitavecchia, el puerto de Roma, la compañía elegida no pudo ser otra que Grimaldi Lines, de la que ya tenía un mal recuerdo de un viaje en coche a Cerdeña, y éste viaje confirmó lo mala que es la falta de competencia de ésta naviera para travesías por el Mediterráneo. Una vez solucionado el alojamiento y el desplazamiento, vamos al lío, que es lo que interesa.
1.- Embarcando
2.- Recortando kilómetros
La tardía llegada a Civitavecchia no supuso mayor problema que el hecho de tener que cenar una porción de pizza mala en una área de servicio en vez de una cocida en horno de leña como teníamos previsto hacer al bajar del barco, y llegar al hotel cerca de las 2:00 de la mañana. Después de las 23:00 nos resultó imposible encontrar donde cenar, así que pusimos rumbo a Deruta por vía rápida, localidad donde se encuentra el Hotel Melody, un denostado hotel pero que para pasar una noche junto a la carretera, y recortar kilómetros para la jornada de mañana, hizo su función.
Deruta - Nuestras monturas esperando seguir camino. |
3.- Por fin, Dolomitas
El camino hasta Domegge di Cadore estaba dividido en dos partes, la primera, 360 kilómetros de autostrada con sus correspondientes peajes hasta llegar a Treviso, lugar de reunión con la parte femenina del viaje, que inteligentemente cambió muchos kilómetros de autovía y una travesía de 20 horas, por un vuelo Madrid-Venecia y un paseo por Treviso. El lugar elegido para reunirnos no pudo ser mejor, un bar fuera del centro que cuando habíamos pedido para comer, nos dimos cuenta de que estaba regentado por personal chino, ayer la cena y hoy la comida, dos fracasos culinarios de dos posibles, empezamos bien... En Treviso comenzó el motivo de estar aquí, esas características montañas que se tornan rosas al amanecer y al atardecer, y sus correspondientes carreteras que suben altos puertos y recorren largos valles. Eso si, antes de salir de la ciudad la climatología nos recordó la parte menos amable de tan altas cimas. Una gasolinera sirvió de resguardo de una tremenda tormenta de las de no poder seguir camino, debido a la violencia de la misma.
San Boldo, Duran y Cibiana, los tres primeros "passi" del viaje. |
Nuestra primera ruta dolomítica no iba a ser muy larga, 175 kilómetros rodeando el Parque Natural Regional de los Dolomitas Frulianos. Los "passi" a ascender, Mauria y Rest. Seguimos rodando a baja altitud, Mauria tiene 1300 metros, y Rest está en 1000 pelados, pero si bien Mauria se recorre por una carretera ancha y bien asfaltada (SS526), en Rest es estrecha y vertical, muy vertical y con infinidad de tornanti, lo que aquí conocemos como horquilla o garrote. Tras descender Rest paramos para comer, por fin una pizza en condiciones, también aprendimos que en esta parte de Italia hay que comer antes de las 14:00, lo de llevarlo a la práctica nos costó bastante mas!! El restaurante elegido, Antica Corte, en Tramonti di Sotto. Si bien la pizza estaba buenísima, el restaurante invitaba a comer de la carta, la cual no pudimos disfrutar por lo antes dicho, hay que comer en su horario. El regreso a casa pasaría por una preciosa carretera, la SP63 entre Poffabro y Andreis, estrechita y algo bacheada, lo que unido a la lluvia que caía en ese momento nos permitió admirar sus frondosos bosques. Al pasar Andreis buscaríamos el río Piave, el cual encontraremos en Codissago, y remontaremos su curso hasta llegar la lago de Cadore, ya junto a nuestro apartamento.
Siguiendo el curso del río Tagliamento, antes de iniciar el ascenso al Passo di Rest. |
Grupo de utilitarios en Heiligenblut. |
Panorámica desde el Grosslockner |
Vista de Heiligenblut Cima del Hochtor El semáforo del Passo Stalle |
Aparcamiento reservado para moteros, yeah! |
El Passo Sella da nombre a la ruta de hoy. |
MoTorote por la Sella Ronda! |
7.- Menos moto y mas andar
Nada que añadir. |
El día de menos moto del viaje teníamos previsto dar un paseo por la montaña hasta las Tres Cimas de Lavaredo, y allí que nos fuimos los "transdolomíticos". Una hora de ascensión nos lleva hasta el parking del refugio Auronzo, donde dejamos las motos, nos pusimos un calzado cómodo y dimos una caminata hasta la base de una de las imágenes típicas de Dolomitas, muy popular entre senderistas y escaladores, y en estas fechas, mediados de agosto, mucha gente que sale a pasear por la montaña en un escenario incomparable.
Con razón estas montañas son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. |
Tras la visita a la alta montaña, el lago de Misurina sería el lugar escogido donde reponer fuerzas para el paseo que nos esperaba en Cortina D'Ampezzo. Gente, mucha gente, muchas tiendas, y una mezcla entre boutiques de reconocidas firmas con tiendas de montaña y nieve. Tras la caminata, el apocalipsis... Si ya al abandonar Treviso nos tuvimos que parar a que pasara una tormenta, la de hoy no pasaría, y tras estar un buen rato a cubierto, decidimos ponernos los trajes de lluvia y reemprender la marcha aprovechando que la intensidad de la tormenta había bajado. Bajado dos minutos, que fue lo que tardó en volver a llover como si no hubiese un mañana, y hacer los poco más de 10 kilómetros hasta Domegge di Cadore bajo un intenso aguacero, que se veía reforzado en nuestra contra por las olas de agua que levantaban los coches al pasar. Sin saber si reír o llorar, acabamos llegando a casa en diferentes estados de humedad, pero sanos y salvos.
8.- Abstenerse miedosos
Vistas de infarto. |
El último día estaba preparada una ruta corta, 150 kilómetros, pero con una carretera de la que no encontraba mucha información, el Monte Crostis. Siguiendo el cauce del Piave, una vez pasado Sappada, llegamos hasta Forni Avoltri, donde será el torrente Degano el que nos lleve hasta Comeglians, donde en un despiste nos separamos y el que esto escribe se quedó solo. Una vez reunido el grupo, al salir de Ravascletto hay un desvío a la izquierda muy mal indicado que nos dirige a la "Panorámica delle Vette", o "carretera de las estrellas", la cual nos lleva por una estrecha, ratonera, y en muchos tramos sin guardarrail de ningún tipo mientras bordeamos laderas muy muy empinadas, complicada carretera la que sube desde Ravascletto hasta el Monte Crostis, el cual tiene un refugio en el que reposaban un par de Honda Goldwing, y un tramo de pista para llegar a él de unos 8 kilómetros, que alguno después de recorrerlo propuso tirarme ladera abajo... A cambio, nos regala unas vistas imponentes en todo lo largo de su recorrido, marmotas correteando en sus praderas y un colgado local que había perdido el móvil en el día anterior recorriendo en bici todo el trazado, y se iba a hacer los 27 kilómetros de "puerto", con sus 1000 metros de desnivel positivo, corriendo a ver si lo encontraba... Por una vez en todos los días que llevábamos en Italia, conseguimos para a comer en hora, y triunfamos, si algún día vais por la zona, Albergo Alle Alpi, muy buen sitio! La vuelta por preciosas carreteras atravesando frondosos bosques, la SR465 y la SP619 nos devuelven a Cadore para despedirnos de las montañas rosadas.
Después de los kilómetros de pista no se reían tanto... |
9.- El inicio del fin
El último de los muchos "passi" del viaje, Cento Croci. |
10.- Calurosas maravillas
Calle principal de Vernazza. |
Con la premisa de evitar el calor, pronto estábamos sobre la moto en dirección a la costa, y es que nos encontramos a muy poca distancia de Cinque Terre, cinco bonitos pueblos construidos sobre el mar de Liguria. Había intención de visitar varios de ellos, aunque únicamente fue Vernazza el elegido. Mucho calor desde primera hora, una caminata vestidos de "romano" que si bien de bajada fue aceptable, de subida se hizo muy pesada, ya que hubo que dejar las motos en un aparcamiento mucho antes del pueblo, y la cantidad de gente caminando en sus calles nos hicieron cambiar de idea. Preferimos recorrer la bonita y entretenida carretera que bordea la costa, la cual tiene varios puntos donde poder parar a hacer fotos antes de llegar a La Spezia, la cual tuvimos que atravesar bajo un calor que empezaba a ser asfixiante. Para comer, Pisa. El camino de vuelta a Civitavecchia iba a ser aprovechado para hacer una toma de contacto con la Toscana y sus principales ciudades, y la de la famosa torre inclinada fue la escogida para el almuerzo del día, y hasta las inmediaciones de la misma pudimos llegar con las motos para "jugar a la ruleta rusa" con cascos y chaquetas. Con varias cadenas de bici dejamos atadas a las motos nuestras pertenencias, bolsa de asiento incluida, para poder dar un paseo a casi 40 grados sin tener que ir cargados, y buscar un sitio donde comer. En Madrid no dejo ni el casco atado, en Pisa dejamos varios miles de euros a la vista de todo el mundo, y allí seguían cuando regresamos. Tras Pisa, el hotel Jane de Florencia iba a ser nuestro punto final del día, donde tras una ducha nos echamos a las calles para ver un poco la ciudad, no sin antes ver, de camino al hotel, una panorámica de la ciudad desde el mirador del Piazzale Michelangelo. El primer bar con terraza que nos encontramos de camino al centro nos supuso un retraso de un par de horas sobre el "horario previsto por la organización", vamos, que nos liamos y acabamos viendo el exterior de la catedral, el Ponte Vecchio y pare usted de contar.
Vernazza Florencia Pisa |
Vista de la Toscana. |
La Toscana sirvió de despedida de Italia |
Puesta de sol en alta mar. |
Éste cuento se ha acabado! Con 7 horas de retraso llegamos a Barcelona, donde nos esperaba el Hostal Abrevadero para dormir, céntrico, cerca del puerto, y propiedad de un viejo amigo, amigo que a la mañana siguiente nos sacó de la ciudad por las curvas del Garraf, y posteriormente nos enseñó la divertida carretera del pantano del Foix, ya muy cerca de la provincia de Tarragona. Con Alcañiz en mente como lugar de parada para repostar nuestros estómagos, repetimos buena parte de la ruta de ida a Barcelona con la intención de volver por nuestro querido Alto Tajo, pero en Molina de Aragón vimos amenazantes nubes negras, por lo que decidimos volver por el camino más rápido posible hasta Guadalajara, A2 mediante, y recorrer los últimos 20 kilómetros hasta casa por la N320. Lo que son las cosas, a 10 minutos de casa, las nubes negras que habíamos evitado, decidieron descargar toda el agua que llevaban dentro, obligandonos a parar debajo de un puente para ponernos por última vez los trajes de lluvia, pero esta vez calados hasta los huesos.
Resumen del viaje, experiencias y consejos
- Kilómetros recorridos: 4100 aproximádamente.
- Litros de gasolina consumidos: Ni idea, eso importa?
- Grimaldi Lines es la única naviera que realiza el trayecto Barcelona-Civitavecchia, si no vas a visitar la Toscana, quizá te interesa más hacer el trayecto Barcelona-Genova, te ahorrarás 125 kilómetros, te quitarás el calor de la parte central de Italia, y te evitará tener que navegar con una naviera tan mala como Grimaldi Lines, aunque de GNC tampoco se habla muy bien...
- Agosto no es garantía de buen tiempo, menos aún a mucha altitud, por lo que no dejes los forros térmicos y los guantes de invierno en casa, además, la probabilidad de lluvia es muy alta, chubasquero si o si en la maleta.
- En algunas gasolineras de las autostrada, las de peaje de toda la vida, hay surtidores atendidos y otros de autoservicio, con diferentes precios dependiendo de en cual repostes. Servidor pagó la novatada y, valga la redundancia, pagó cerca de 0,20€ más por litro.
- En el norte de Italia se come pronto, mejor parar a las 13:00 y elegir donde comer, que hacerlo a las 14:00 y comer pizza donde toque. Para la cena, la hora ideal son las 21:00.
- En Austria cuidado con la velocidad, hay mucha policía con pistola laser. El que esto escribe colaboró con 70€ a la economía del país. En Italia, la mayor parte de las autostrada que recorrimos tienen radares de tramo de muuuuuchos kilómetros. Por suerte, el TomTom ayudó indicandonos la velocidad media.
- Para ir al mirador del glaciar del Grossglockner, y viniendo desde Heiligenblut, tras pagar el peaje llegaremos a una pequeña glorieta en la que hay que girar a la izquierda. Esta carretera acaba en el mirador, para subir al Hochtor, deberemos regresar a la rotonda.
- En los puertos y localidades que rodean el macizo del Sella podemos encontrar bastante tráfico, es una zona bastante turística y hay mucha moto, coche, camper, bicicleta y demás, precaución!
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