martes, 12 de febrero de 2019

Transdolomiti 2018, en moto por las montañas más bellas del mundo

Dolomitas, las montañas más bellas del mundo.
     Tras una temporada alejado del blog, volvemos a la carga para relataros nuestro viaje a Dolomitas durante el mes de agosto de 2018, si, llevo muuuucho retraso. Después del viaje a Irlanda del año anterior, para éste el planteamiento era diferente, en Irlanda cada noche cambiabamos de hotel, en Dolomitas alquilamos un apartamento como base de operaciones. Así teníamos la oportunidad de conocer distintas zonas en rutas circulares, la posibilidad de dejar guardadas las motos en caso de que la climatología no acompañe, y poder rodar por lejanas carreteras de casa sin necesidad de ir cargados con maletas y equipaje. El centro neurálgico de la Transdolomiti iba a ser Domegge di Cadore, pequeña localidad a menos de una hora de la mundialmente conocida Cortina D'Ampezzo. 


     Con el destino fijado, la siguiente duda era cómo llegar hasta allí. La opción finalmente elegida fue barco desde Barcelona a Civitavecchia, el puerto de Roma, la compañía elegida no pudo ser otra que Grimaldi Lines, de la que ya tenía un mal recuerdo de un viaje en coche a Cerdeña, y éste viaje confirmó lo mala que es la falta de competencia de ésta naviera para travesías por el Mediterráneo. Una vez solucionado el alojamiento y el desplazamiento, vamos al lío, que es lo que interesa.

1.- Embarcando


     Teniendo una autovía para subir desde Guadalajara a Barcelona en poco mas de 5 horas, para que te vas a ir por secundarias? Pues por ahí que nos fuimos, curveros que somos los moteros, así que a las 7:00, cogimos la N-320 dirección Cuenca para salirnos de la misma por las estrechas y retorcidas carreteras del Alto Tajo hasta llegar a Molina de Aragón, de allí hasta Alcañiz por la N-211 y hasta Falset por la N-430, y una vez allí, por la Sierra del Priorat. Aprovechando que estábamos por allí, habría que conocer alguna carretera interesante, no? En Alcover cogimos la C-37 para terminar nuestro primer día de viaje por el camino más rápido, debido a la indisposición de uno de nosotros. Una vez en Barcelona, paseito por el centro y al puerto para embarcar. Las tres horas de retraso en la salida del barco se supone que fueron compensadas por un sandwich frío de jamón y queso, y una botellita de agua, Grimaldi style.

2.- Recortando kilómetros

     La tardía llegada a Civitavecchia no supuso mayor problema que el hecho de tener que cenar una porción de pizza mala en una área de servicio en vez de una cocida en horno de leña como teníamos previsto hacer al bajar del barco, y llegar al hotel cerca de las 2:00 de la mañana. Después de las 23:00 nos resultó imposible encontrar donde cenar, así que pusimos rumbo a Deruta por vía rápida, localidad donde se encuentra el Hotel Melody, un denostado hotel pero que para pasar una noche junto a la carretera, y recortar kilómetros para la jornada de mañana, hizo su función.

Deruta - Nuestras monturas esperando seguir camino.

3.- Por fin, Dolomitas

     El camino hasta Domegge di Cadore estaba dividido en dos partes, la primera, 360 kilómetros de autostrada con sus correspondientes peajes hasta llegar a Treviso, lugar de reunión con la parte femenina del viaje, que inteligentemente cambió muchos kilómetros de autovía y una travesía de 20 horas, por un vuelo Madrid-Venecia y un paseo por Treviso. El lugar elegido para reunirnos no pudo ser mejor, un bar fuera del centro que cuando habíamos pedido para comer, nos dimos cuenta de que estaba regentado por personal chino, ayer la cena y hoy la comida, dos fracasos culinarios de dos posibles, empezamos bien... En Treviso comenzó el motivo de estar aquí, esas características montañas que se tornan rosas al amanecer y al atardecer, y sus correspondientes carreteras que suben altos puertos y recorren largos valles. Eso si, antes de salir de la ciudad la climatología nos recordó la parte menos amable de tan altas cimas. Una gasolinera sirvió de resguardo de una tremenda tormenta de las de no poder seguir camino, debido a la violencia de la misma.

     Pasada la tormenta, nos dispusimos a recorrer los 150 kilómetros restantes con los primeros "Passi" del viaje, el primero, el más peculiar de todos, San Boldo, con varios de sus 18 tornanti excavados en la roca regulados por un semáforo, y con las rectas que los unen, colgando de la pared. Tras San Boldo, un puerto que lleva el apellido de un servidor, Durán, pero sin acento en la a. A continuación, y ya muy cerca de la que iba a ser nuestra casa los próximos días, Cibiana. San Boldo es un paso a poca altitud,700 msnm, los dos últimos ya rondan los 1600 y sirven de aperitivo de lo que está por venir, su asfalto impecable y las vistas de las primeras moles dolomíticas sirven de maravillosa entrada a las que dicen ser las montañas mas bonitas del mundo, prueba de ello son los primeros picos que nos vamos encontrando en nuestro camino, y es que estamos atravesando el Parque Nacional de los Dolomitas de Belluno.  Una vez instalados en nuestro apartamento, descubriríamos el que iba a ser nuestro restaurante de referencia, la pizzeria Flamino Da Carlo y su fantástica pizzaiola, Cynthia.

San Boldo, Duran y Cibiana, los tres primeros "passi" del viaje.

4.- Toma de contacto

     Nuestra primera ruta dolomítica no iba a ser muy larga, 175 kilómetros rodeando el Parque Natural Regional de los Dolomitas Frulianos. Los "passi" a ascender, Mauria y Rest. Seguimos rodando a baja altitud, Mauria tiene 1300 metros, y Rest está en 1000 pelados, pero si bien Mauria se recorre por una carretera ancha y bien asfaltada (SS526), en Rest es estrecha y vertical, muy vertical y con infinidad de tornanti, lo que aquí conocemos como horquilla o garrote. Tras descender Rest paramos para comer, por fin una pizza en condiciones, también aprendimos que en esta parte de Italia hay que comer antes de las 14:00, lo de llevarlo a la práctica nos costó bastante mas!! El restaurante elegido, Antica Corte, en Tramonti di Sotto. Si bien la pizza estaba buenísima, el restaurante invitaba a comer de la carta, la cual no pudimos disfrutar por lo antes dicho, hay que comer en su horario. El regreso a casa pasaría por una preciosa carretera, la SP63 entre Poffabro y Andreis, estrechita y algo bacheada, lo que unido a la lluvia que caía en ese momento nos permitió admirar sus frondosos bosques. Al pasar Andreis buscaríamos el río Piave, el cual encontraremos en Codissago, y remontaremos su curso hasta llegar la lago de Cadore, ya junto a nuestro apartamento.

Siguiendo el curso del río Tagliamento, antes de iniciar el ascenso al Passo di Rest.
5.- De visita por Austria


Grupo de utilitarios en Heiligenblut.
     La ruta de hoy iba a ser recordada por varios motivos, doble cruce de frontera Italia-Austria-Italia, preciosos valles, un larguísimo túnel, dos peajes de montaña, frío, altitud, y un recuerdo en forma de "receta" por parte de unos amables policías austríacos. La intención era subir al Grosslockner, la realidad la veremos mas adelante. Rumbo norte salimos de nuestra ubicación dirección Auronzo di Cadore, para pronto buscar nuestra primera cumbre, el passo di Sant'Antonio, de 1489 msnm. Dicho paso de montaña nos lleva a enlazar con la SS52, lo de SS quiere decir "strada statale", nada que ver con los hitlerianos, y en dirección oeste ascender nuestro segundo puerto del día, el Monte Croce di Comelico, a 1636 msnm, dos días rodando por Dolomitas y aún no hemos superado la altitud de Navacerrada... Para eso tanto con los Alpes?? Pues si, el descenso nos lleva a San Candido, ya muy cerca de la frontera austriaca, y allí que nos dirigimos. Lienz es el siguiente punto de paso, siguiendo el curso del río Drava, donde giraremos al norte para buscar la joya del día, el Grosslockner. Primero tendremos que llegar a Heiligenblut, turística localidad y puerta de entrada a 48 preciosos kilómetros de curvas. Tras pagar los 26€ que cuesta circular por aquí, llegaremos a una rotonda donde a la izquierda iremos hasta el mirador del glaciar, y allí tendremos que regresar hasta este punto ya que la carretera muere allí. Con el día tan nublado como estaba, decidimos seguir dirección norte a través del Hochtor, por encima de los 2500 msnm, esto ya es otra cosa! La carretera
Panorámica desde el Grosslockner
del Grosslockner termina muy cerca de la esquiable localidad de Zell Am See, donde vista la hora que era tocó tirar de McDonalds. Tocaba regresar, y tocaba pagar el segundo peaje del día, el Felbertauerntunnel, 11€ para un túnel de algo mas de 5 kilómetros bajo montañas cercanas a los 4000m. Al salir, descenderemos siguiendo el curso del Isel hasta Huben, donde iremos a buscar el puerto curioso de la jornada, el Passo Stalle. En su cima a más de 2000 m. nos encontramos con un semáforo que sólo se pone en verde durante quince minutos seguidos por hora, os explico. A las X:00 horas el semáforo se pone verde hasta las X:15 en sentido sur, de bajada, y a las X:30 es el semáforo que hay al inicio del puerto el que se pone verde hasta las X:45, por lo que tienes treinta minutos por hora para completar su recorrido, pero sólo podrás iniciarlo durante 15 minutos a la hora. La ruta se acercaba a su fín, y lo peor del día estaba por venir, cruzar Cortina D'Ampezzo y los siguientes 30 kilómetros hasta Pieve di Cadore. Después de unos increíbles 350 kms, el meterse en la vorágine de tráfico que hay por allí no son el final de ruta esperado, pero que no resta puntos al gran día que habíamos pasado.

Vista de Heiligenblut                                    Cima del Hochtor                                    El semáforo del Passo Stalle
6.- Sella Ronda


Aparcamiento reservado para moteros, yeah!
   La Sella Ronda es una ruta circular esquiable de 36 kilómetros que rodea el macizo del Sella, conectando 4 estaciones de esquí. El cambio de estación se hace a través de 4 passi, Pordoi, Sella, Gardena y Campolongo, siendo éste último el único que no recorreremos nosotros, a cambio, subiremos otras cimas, haciendo de este día la etapa reina de nuestro particular Giro. "Il primo passo" del día es un viejo conocido, Cibiana, pero en sentido inverso al del primer día, el siguiente, el Monte Pelmo, una aislada mole de piedra de la que tendremos preciosas vistas durante un buen rato y lugares donde parar a hacer fotos. Por el passo Staulanza llegaremos a Selva di Cadore rodeados de dos colosos, a nuestra derecha, el mencionado Monte Pelmo, a la izquierda, el Monte Civeta, ambos con su cumbre por encima de los 3000 m. Para unir nuestra ruta con la esquiable tendremos que llegar a Arabba, aquí se inicia la ascensión al Passo Pordoi, 9 kilómetros de subida para 600 metros de desnivel. Tras Pordoi, el siguiente paso es el que da nombre a la ruta y al macizo que estamos bordeando, Sella. Impone ver semejantes moles tan de cerca, casi tanto como la cantidad de senderistas, montañeros, moteros, campers, ciclistas o simples paseantes que te encuentras en estas cimas. Continuamos camino en dirección a Selva di Val Gardena, unos kilómetros antes encontramos la ascensión al tercer alto de la Sella Ronda, Gardena.
El Passo Sella da nombre a la ruta de hoy.
Tercer alto de la ronda, y tercer alto por encima de los 2000 m, para el cuarto, abandonamos en Corvara la ruta esquiable para poner rumbo a los pasos Valparola y Falzarego, muy cerca uno del otro y ambos por encima de los 2100msnm, no sin antes de dar cuenta de un tentempié en una pequeña mesa de picnic junto a la carretera. En Falzarego iniciamos la ruta de regreso, pero en vez de volver directos a Cortina D'Ampezzo, regresaremos a Selva di Cadore para la última ascensión importante del día y a la postre, uno de los mejores descensos de mi vida, el Passo Giau. Tras coronar su cima, de nuevo por encima de los 2000 msnm, servidor se unió a un par de austriacos con sus correspondientes KTM 950 Adventure, para soltarse la melena y disfrutar de 10 kilómetros de masterclass alpina sobre cómo trazar horquillas a, lo confieso, ritmo endiablado. Con tanto tornanti como hay por Dolomitas, y que un servidor las tenía tanta tirria como los gatos al agua, la clase que me dieron los de las KTM ha conseguido que pase por ellas con la misma confianza con la que paso cualquier otra curva. Para no volver a sufrir el tráfico de Cortina, el regreso lo hicimos por el Passo Tre Croci, sobre los 1800msnm, que te lleva al pie del Monte Cristalo, otro gigante de mas de 3000 metros, y que nos devuelve a Auronzo di Cadore para regresar a nuestra morada.

MoTorote por la Sella Ronda!

7.- Menos moto y mas andar

Nada que añadir.
     El día de menos moto del viaje teníamos previsto dar un paseo por la montaña hasta las Tres Cimas de Lavaredo, y allí que nos fuimos los "transdolomíticos". Una hora de ascensión nos lleva hasta el parking del refugio Auronzo, donde dejamos las motos, nos pusimos un calzado cómodo y dimos una caminata hasta la base de una de las imágenes típicas de Dolomitas, muy popular entre senderistas y escaladores, y en estas fechas, mediados de agosto, mucha gente que sale a pasear por la montaña en un escenario incomparable.
Con razón estas montañas son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

     Tras la visita a la alta montaña, el lago de Misurina sería el lugar escogido donde reponer fuerzas para el paseo que nos esperaba en Cortina D'Ampezzo. Gente, mucha gente, muchas tiendas, y una mezcla entre boutiques de reconocidas firmas con tiendas de montaña y nieve. Tras la caminata, el apocalipsis... Si ya al abandonar Treviso nos tuvimos que parar a que pasara una tormenta, la de hoy no pasaría, y tras estar un buen rato a cubierto, decidimos ponernos los trajes de lluvia y reemprender la marcha aprovechando que la intensidad de la tormenta había bajado. Bajado dos minutos, que fue lo que tardó en volver a llover como si no hubiese un mañana, y hacer los poco más de 10 kilómetros  hasta Domegge di Cadore bajo un intenso aguacero, que se veía reforzado en nuestra contra por las olas de agua que levantaban los coches al pasar. Sin saber si reír o llorar, acabamos llegando a casa en diferentes estados de humedad, pero sanos y salvos.

8.- Abstenerse miedosos

Vistas de infarto.
      El último día estaba preparada una ruta corta, 150 kilómetros, pero con una carretera de la que no encontraba mucha información, el Monte Crostis. Siguiendo el cauce del Piave, una vez pasado Sappada, llegamos hasta Forni Avoltri, donde será el torrente Degano el que nos lleve hasta Comeglians, donde en un despiste nos separamos y el que esto escribe se quedó solo. Una vez reunido el grupo, al salir de Ravascletto hay un desvío a la izquierda muy mal indicado que nos dirige a la "Panorámica delle Vette", o "carretera de las estrellas", la cual nos lleva por una estrecha, ratonera, y en muchos tramos sin guardarrail de ningún tipo mientras bordeamos laderas muy muy empinadas, complicada carretera la que sube desde Ravascletto hasta el Monte Crostis, el cual tiene un refugio en el que reposaban un par de Honda Goldwing, y un tramo de pista para llegar a él de unos 8 kilómetros, que alguno después de recorrerlo propuso tirarme ladera abajo... A cambio, nos regala unas vistas imponentes en todo lo largo de su recorrido, marmotas correteando en sus praderas y un colgado local que había perdido el móvil en el día anterior recorriendo en bici todo el trazado, y se iba a hacer los 27 kilómetros de "puerto", con sus 1000 metros de desnivel positivo, corriendo a ver si lo encontraba... Por una vez en todos los días que llevábamos en Italia, conseguimos para a comer en hora, y triunfamos, si algún día vais por la zona, Albergo Alle Alpi, muy buen sitio! La vuelta por preciosas carreteras atravesando frondosos bosques, la SR465 y la SP619 nos devuelven a Cadore para despedirnos de las montañas rosadas.

Después de los kilómetros de pista no se reían tanto...

9.- El inicio del fin


El último de los muchos "passi" del viaje, Cento Croci.
     Hoy tocaba una larga etapa de 500 kilómetros para unir los Dolomitas con los Apeninos Septentrionales, nuestro siguiente punto de reposo iba a ser el hotel Locanda Belsole, regentado por una amabilísima señora. que nos habilitó una zona donde aparcar las motos lejos de miradas indiscretas, aunque a decir verdad, creo que si las hubiésemos dejado aparcadas en plena calle y con las llaves puestas, ahí hubiesen estado a la mañana siguiente. Grandes y limpias habitaciones, preludio de un excelente desayuno es lo que allí íbamos a encontrar, para llegar hasta allí, primero tuvimos que bordear un precioso, conocidísimo y larguísimo lago, Garda, el cual te hace dudar si de verdad es un lago o directamente el mar. El intenso tráfico que encontramos en la carretera que bordea la inmensa balsa de agua nos permitió disfrutar de unas preciosas vistas durante todo su recorrido. Al despedirnos del lago nos dirigimos hacia Parma por autostrada de pago, la cual abandonaremos para cruzar  la parte sur de los Apeninos Septentrionales por el passo Cento Croci y así llegar a Borghetto di Vara, donde haríamos noche.

10.- Calurosas maravillas
Calle principal de Vernazza.

     Con la premisa de evitar el calor, pronto estábamos sobre la moto en dirección a la costa, y es que nos encontramos a muy poca distancia de Cinque Terre, cinco bonitos pueblos construidos sobre el mar de Liguria. Había intención de visitar varios de ellos, aunque únicamente fue Vernazza el elegido. Mucho calor desde primera hora, una caminata vestidos de "romano" que si bien de bajada fue aceptable, de subida se hizo muy pesada, ya que hubo que dejar las motos en un aparcamiento mucho antes del pueblo, y la cantidad de gente caminando en sus calles nos hicieron cambiar de idea. Preferimos recorrer la bonita y entretenida carretera que bordea la costa, la cual tiene varios puntos donde poder parar a hacer fotos antes de llegar a La Spezia, la cual tuvimos que atravesar bajo un calor que empezaba a ser asfixiante. Para comer, Pisa. El camino de vuelta a Civitavecchia iba a ser aprovechado para hacer una toma de contacto con la Toscana y sus principales ciudades, y la de la famosa torre inclinada fue la escogida para el almuerzo del día, y hasta las inmediaciones de la misma pudimos llegar con las motos para "jugar a la ruleta rusa" con cascos y chaquetas. Con varias cadenas de bici dejamos atadas a las motos nuestras pertenencias, bolsa de asiento incluida, para poder dar un paseo a casi 40 grados sin tener que ir cargados, y buscar un sitio donde comer. En Madrid no dejo ni el casco atado, en Pisa dejamos varios miles de euros a la vista de todo el mundo, y allí seguían cuando regresamos. Tras Pisa, el hotel Jane de Florencia iba a ser nuestro punto final del día, donde tras una ducha nos echamos a las calles para ver un poco la ciudad, no sin antes ver, de camino al hotel, una panorámica de la ciudad desde el mirador del Piazzale Michelangelo. El primer bar con terraza que nos encontramos de camino al centro nos supuso un retraso de un par de horas sobre el "horario previsto por la organización", vamos, que nos liamos y acabamos viendo el exterior de la catedral, el Ponte Vecchio y pare usted de contar.

Vernazza                                                  Florencia                                                       Pisa
11.- Se acabó lo que se daba


Vista de la Toscana.
   Para despedirnos de Italia nos esperaban 400 kilómetros mezcla de curvas y autostrada. Las curvas incluían una visita a Sienna por la conocida Via Chiantigiana, la carretera que recorre el valle del Chianti, lugar de origen de uno los vinos tintos italianos mas conocidos a nivel mundial. La carretera recorre esta parte de la Toscana escoltada por altos cipreses, en un continuo subir y bajar colinas, mientras atrás van quedando pequeños pueblos, en los que podrás parar a tomar un café o visitar sus numerosas iglesias, hasta llegar a Sienna, siendo esta pequeña ciudad la confirmación de que esta parte de Italia merece su propia visita, eso si, evitando los meses del verano. Tras abandonar Sienna, seguimos por carreteras secundarias hasta Montepulciano, donde nos incorporaremos a la A1 para llegar al aeropuerto de Fiumicino de la manera más rápida posible, ya que nuestras acompañantes tenían un vuelo que coger. Del aeropuerto a Civitavecchia pudimos parar en la playa un rato antes de ir al puerto, comprar víveres para la travesía, y acordarnos de toda la familia Grimaldi, no los de Mónaco no, mas bién de la familia Grimaldi Lines. Si en Barcelona embarcamos con dos horas de retraso, aquí iban a ser seis las que nos tocó esperar en puerto, sin la mas mínima explicación por su parte. La idea de aceptar la devolución del billete y volver por carretera fue planteada, pero la verdad no apetecía volver desde Roma hasta Barcelona por autovía, así que nos tocó conformarnos con otro sandwich y otra botella de agua como compensación por el retraso. Grimaldi Lines nunca mais!!!

La Toscana sirvió de despedida de Italia
12.- Colorín colorado...

Puesta de sol en alta mar.
     Éste cuento se ha acabado! Con 7 horas de retraso llegamos a Barcelona, donde nos esperaba el Hostal Abrevadero para dormir, céntrico, cerca del puerto, y propiedad de un viejo amigo, amigo que a la mañana siguiente nos sacó de la ciudad por las curvas del Garraf, y posteriormente nos enseñó la divertida carretera del pantano del Foix, ya muy cerca de la provincia de Tarragona. Con Alcañiz en mente como lugar de parada para repostar nuestros estómagos, repetimos buena parte de la ruta de ida a Barcelona con la intención de volver por nuestro querido Alto Tajo, pero en Molina de Aragón vimos amenazantes nubes negras, por lo que decidimos volver por el camino más rápido posible hasta Guadalajara, A2 mediante, y recorrer los últimos 20 kilómetros hasta casa por la N320. Lo que son las cosas, a 10 minutos de casa, las nubes negras que habíamos evitado, decidieron descargar toda el agua que llevaban dentro, obligandonos a parar debajo de un puente para ponernos por última vez los trajes de lluvia, pero esta vez calados hasta los huesos.


Resumen del viaje, experiencias y consejos
  • Kilómetros recorridos: 4100 aproximádamente. 
  • Litros de gasolina consumidos: Ni idea, eso importa?
  • Grimaldi Lines es la única naviera  que realiza el trayecto Barcelona-Civitavecchia, si no vas a visitar la Toscana, quizá te interesa más hacer el trayecto Barcelona-Genova, te ahorrarás 125 kilómetros, te quitarás el calor de la parte central de Italia, y te evitará tener que navegar con una naviera tan mala como Grimaldi Lines, aunque de GNC tampoco se habla muy bien...
  • Agosto no es garantía de buen tiempo, menos aún a mucha altitud, por lo que no dejes los forros térmicos y los guantes de invierno en casa, además, la probabilidad de lluvia es muy alta, chubasquero si o si en la maleta.
  • En algunas gasolineras de las autostrada, las de peaje de toda la vida, hay surtidores atendidos y otros de autoservicio, con diferentes precios dependiendo de en cual repostes. Servidor pagó la novatada y, valga la redundancia, pagó cerca de 0,20€ más por litro.
  • En el norte de Italia se come pronto, mejor parar a las 13:00 y elegir donde comer, que hacerlo a las 14:00 y comer pizza donde toque. Para la cena, la hora ideal son las 21:00.
  • En Austria cuidado con la velocidad, hay mucha policía con pistola laser. El que esto escribe colaboró con 70€ a la economía del país. En Italia, la mayor parte de las autostrada que recorrimos tienen radares de tramo de muuuuuchos kilómetros. Por suerte, el TomTom ayudó indicandonos la velocidad media.
  • Para ir al mirador del glaciar del Grossglockner, y viniendo desde Heiligenblut, tras pagar el peaje llegaremos a una pequeña glorieta en la que hay que girar a la izquierda. Esta carretera acaba en el mirador, para subir al Hochtor, deberemos regresar a la rotonda.
  • En los puertos y localidades que rodean el macizo del Sella podemos encontrar bastante tráfico, es una zona bastante turística y hay mucha moto, coche, camper, bicicleta y demás, precaución!
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1 comentario:

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